LOS TORREJONEROS/AS MANTIENEN AL PSOE COMO SEGUNDA FUERZA POLÍTICA EN LA CIUDAD, PERO LOS RESULTADOS DEL 4M LLAMAN A UN PROCESO DE REFLEXIÓN INTERNO
Los resultados de las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid celebradas el pasado 4 de Mayo son esclarecedores, el PP ha obtenido una clara victoria y el PSOE con 4.500 votos menos que Más Madrid ha quedado relegado al tercer puesto, lo que nos traslada a un punto de inflexión.
En Torrejón de Ardoz, el PSOE ha conseguido un apoyo superior al de la media de la Comunidad de Madrid, manteniéndose como segunda fuerza política y principal partido de la oposición, cuestión que queremos agradecer enormemente a nuestros vecinos/as. Trasladamos nuestra felicitación al PP por su victoria.
Este resultado merece una amplia y sosegada reflexión, en ello estamos, pero ya de entrada surgen varias conclusiones.
El eje principal (casi único), del debate de la campaña electoral ha estado focalizado en un discurso que aludía a un ámbito nacional, alejado de los intereses prioritarios de los madrileños/as.
El protagonismo que han conseguido imponer los extremos políticos, con mítines celebrados en zonas concretas, muy sensibles a determinados discursos, con amenazas explícitas que recordaban tiempos felizmente pasados pero, por desgracia, no tan olvidados como se pensaba. Con la candidata y presidenta en funciones, Díaz Ayuso, que decidía no asistir a un decisivo debate radiofónico, donde tenían muy mal encaje sus lemas profundamente simplistas y con su presumible socia de gobierno, la ultraderechista Monasterio, asistiendo sólo para provocar la suspensión precipitada de ese debate y de cualquier debate posterior, consiguieron trasladar la crispación política que sus formaciones promueven a nivel nacional para polarizar la campaña y que la decisión de los madrileños/as se redujera a en contra de que bloque se debía votar.
Pero no podemos eludir responsabilidades, de esa envolvente que quiere evitar debates, porque carece de propuestas concretas con las que confrontar modelos, se sale precisamente con propuestas. La ciudadanía no ha visto representados sus intereses y necesidades en ese clima de crispación, y no hemos conseguido trasladarle ese proyecto hecho por y para Madrid, alejado de debates que aluden a otro ámbito y que, a la vista está, poco interesa a la mayoría.
En una Comunidad en la que, apostando por la privatización de los servicios públicos, se pone un precio mínimo de acceso a ese concepto de “libertad” completamente pervertido. Aquí, donde la pandemia ha hecho aflorar el pésimo estado de la sanidad y la educación a las que sólo salvan el increíble esfuerzo que realizan sus profesionales con muy pocos recursos. Aquí, donde el acceso a la vivienda es un lujo que demasiada gente no puede permitirse, y la vivienda pública es una mera herramienta de especulación para los fondos buitre. Aquí, donde se ha dejado morir abandonados a nuestros mayores en las residencias cuando más nos necesitaban. Aquí, donde los autónomos, comerciantes y hosteleros no han recibido ni un solo euro de ayudas regionales, donde tan sólo el gobierno de la nación y los ayuntamientos han contribuido con ellos. Aquí, en una Comunidad donde mientras todo esto ocurría, su presidenta se ha dedicado exclusivamente a confrontar con el gobierno de la nación, porque parece que sus aspiraciones políticas van más allá de este ámbito en el que gobierna.
Con todo esto, en una campaña donde había que hablar de la verdadera libertad, la que proponemos los progresistas, la que garantiza la posibilidad de progresar a todas las personas, y que ese progreso sea fruto de su decisión y nunca de su condición, eso que supone un reflejo nítido de la filosofía de los madrileños/as, ha quedado opacado interesadamente para que todo deambulara en torno a una supuesta decisión que había que tomar en las urnas entre “fascismo, libertad, comunismo…”, y creo, sinceramente, que la mayoría de la gente no ha votado en función de elegir entre ninguna de esas opciones.
Estoy en desacuerdo con quienes achacan la culpa del mal resultado del bloque progresista en general y del PSOE en particular, a los ciudadanos/as porque “no saben votar”. El mismo criterio que nos ha dado victorias continuadas en los muchos procesos electorales que se han celebrado en los últimos años en la Comunidad de Madrid, es el que ahora nos ha enviado al “rincón de pensar”.
Y en eso estamos, y vamos a regresar con fuerza, con un proyecto progresista pensado por y para la Comunidad de Madrid, que represente sus intereses particulares, respetando esa pluralidad de prioridades que manejan los ciudadanos/as de las distintas regiones que conforman el Estado Español, que proporcione expectativas concretas a los jóvenes y seguridad y oportunidades para todos/as y sobre todo, que sea ampliamente conocido y reconocible.
Tenemos dos años, tiempo suficiente.
Javier Castillo